Rehabilitan una vieja fábrica para hacer un albergue de 36 plazas
Tardajos -La localidad tardajeña ampliará este año sus plazas para acoger a los
peregrinos del Camino de Santiago. Las que oferta actualmente el
albergue municipal (entere 15 y 20) se amplían en otras 36 gracias al
proyecto que convertirá una antigua fábrica en albergue de turismo
superior, una categoría con algunas diferencias con respecto a los
tradicionales albergues de peregrinos, ya que si bien, el centro dará
prioridad a la atención a los caminantes de la ruta, no será
incompatible con poder acoger a otros caminantes y turistas.
Los impulsores de este proyectos son Cristina Prieto y su marido Rubén Tobar que llevan seis años de tramitación para hacer realidad un sueño que tiene algunos años más, casi desde que adquirieron el edificio conocido como ‘la fábrica’ en Tardajos -localidad natal de él-, hace ya 20 años. Aquella primera iniciativa se fue aparcando, en parte por el riesgo económico que suponía esa inversión siendo, como eran entonces, una pareja de apenas 22 años.
Fue hace media docena de años cuando Rubén y Cristina rescataron la idea para construir un albergue a la vera del Camino de Santiago que pasa por la villa tardajeña, y se pusieron manos a la obra, literalmente, por cierto, porque mucho del trabajo ya realizado en este inmueble lo han hecho ellos mismos. Ahora, las obras de reforma de la vieja fábrica entran en su recta final y una vez que el periodo de información pública preceptivo tras la licencia de reforma solicitada al Ayuntamiento, se ha cumplido sin alegación alguna, Rubén y Cristina esperan poder culminar la obra tal y como está proyectada mientras esperan también la licencia de actividad.
El albergue de turismo superior de Tardajos distribuirá sus distintos servicios en tres plantas, ahora diáfanas, pero que recobrarán vida en los próximos meses, aunque Cristina no se aventura a poner fecha concreta a su apertura.
En la planta baja se ubicará el comedor, sala de estar, lavandería para uso público, habitación para discapacitados con baño privado y dos aseos. En esta planta, se conservará la infraestructura del viejo molino, de tal manera que a través de un suelo de cristal se podrá ver el paso del agua.
En la planta primera se habilitarán cuatro habitaciones con otras tantas literas cada una, y dos habitaciones dobles con su baño y en la segunda, siete habitaciones dobles, igualmente con baño y con un ‘toque especial’, explica Cristina que considera que la calidad y cierta diferenciación no tiene por qué estar reñida con el espíritu del Camino. El albergue tendrá 36 camas entre las tres plantas.
El edificio se distinguirá por su singularidad, que unirá la tradición jacobea de Tardajos con su idiosincrasia rural. Así, los jóvenes emprendedores explican que el menú será tipo buffet, pero que en la zona de comedor se habilitará un horno de leña y una barbacoa para poder asar o cocinar a la plancha, a gusto del cliente. Es posible que ésta no sea la comida habitual de los peregrinos, pero sí de otro tipo de huéspedes;Cristina puntualiza que también en el tema gastronómico primará la cocina tradicional castellana.
En todo caso, se trata de un establecimiento que pretende ser confortable para los caminantes y darles la posibilidad de permanecer en el mismo más tiempo que en los albergues de peregrinos tradicionales. Por eso, en ‘la fábrica’ habrá distintos precios dependiendo de la opción que elijan los caminantes, pero los peregrinos tendrán un bono específico para cena, cama y desayuno.
La inversión en la obra se sitúa en torno a los 100.000 euros, sin contar el mobiliario. Aunque la gestión del albergue estará en manos de Cristina, se creará al menos un puesto de trabajo, de momento, aunque hay confianza en que puedan ser dos a medio plazo.
Los impulsores de este proyectos son Cristina Prieto y su marido Rubén Tobar que llevan seis años de tramitación para hacer realidad un sueño que tiene algunos años más, casi desde que adquirieron el edificio conocido como ‘la fábrica’ en Tardajos -localidad natal de él-, hace ya 20 años. Aquella primera iniciativa se fue aparcando, en parte por el riesgo económico que suponía esa inversión siendo, como eran entonces, una pareja de apenas 22 años.
Fue hace media docena de años cuando Rubén y Cristina rescataron la idea para construir un albergue a la vera del Camino de Santiago que pasa por la villa tardajeña, y se pusieron manos a la obra, literalmente, por cierto, porque mucho del trabajo ya realizado en este inmueble lo han hecho ellos mismos. Ahora, las obras de reforma de la vieja fábrica entran en su recta final y una vez que el periodo de información pública preceptivo tras la licencia de reforma solicitada al Ayuntamiento, se ha cumplido sin alegación alguna, Rubén y Cristina esperan poder culminar la obra tal y como está proyectada mientras esperan también la licencia de actividad.
El albergue de turismo superior de Tardajos distribuirá sus distintos servicios en tres plantas, ahora diáfanas, pero que recobrarán vida en los próximos meses, aunque Cristina no se aventura a poner fecha concreta a su apertura.
En la planta baja se ubicará el comedor, sala de estar, lavandería para uso público, habitación para discapacitados con baño privado y dos aseos. En esta planta, se conservará la infraestructura del viejo molino, de tal manera que a través de un suelo de cristal se podrá ver el paso del agua.
En la planta primera se habilitarán cuatro habitaciones con otras tantas literas cada una, y dos habitaciones dobles con su baño y en la segunda, siete habitaciones dobles, igualmente con baño y con un ‘toque especial’, explica Cristina que considera que la calidad y cierta diferenciación no tiene por qué estar reñida con el espíritu del Camino. El albergue tendrá 36 camas entre las tres plantas.
El edificio se distinguirá por su singularidad, que unirá la tradición jacobea de Tardajos con su idiosincrasia rural. Así, los jóvenes emprendedores explican que el menú será tipo buffet, pero que en la zona de comedor se habilitará un horno de leña y una barbacoa para poder asar o cocinar a la plancha, a gusto del cliente. Es posible que ésta no sea la comida habitual de los peregrinos, pero sí de otro tipo de huéspedes;Cristina puntualiza que también en el tema gastronómico primará la cocina tradicional castellana.
En todo caso, se trata de un establecimiento que pretende ser confortable para los caminantes y darles la posibilidad de permanecer en el mismo más tiempo que en los albergues de peregrinos tradicionales. Por eso, en ‘la fábrica’ habrá distintos precios dependiendo de la opción que elijan los caminantes, pero los peregrinos tendrán un bono específico para cena, cama y desayuno.
La inversión en la obra se sitúa en torno a los 100.000 euros, sin contar el mobiliario. Aunque la gestión del albergue estará en manos de Cristina, se creará al menos un puesto de trabajo, de momento, aunque hay confianza en que puedan ser dos a medio plazo.
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