«Hace 20 años el Camino Portugués no se conocía ni en nuestra ciudad»
La agrupación que preside consiguió colocar a Pontevedra en el mapa del mundo Xacobeo
La Asociación Amigos del Camino Portugués cumple
veinte años y el liderazgo de Celestino Lores Rosal (Pontevedra, 1950) es
incuestionable. Este mes toca renovar el cargo de presidente y su
reelección por aclamación no genera la más mínima duda entre los
asociados. Le consideran el alma de una agrupación que redescubrió,
señalizó, divulgó y consolidó la ruta lusa de peregrinación a
Compostela, la más frecuentada después del Camino francés. Desde 1999
gestionan el albergue de peregrinos de O Gorgullón y su trabajo
altruista contribuyó a situar a Pontevedra en el mapa mundial del
Xacobeo. Así ha sido reconocido por todas las Administraciones, incluida
la Unión Europea, con las que colaboran estrechamente.
-¿Cómo nació Amigos del Camino Portugués?
-El acta de constitución tiene fecha de 24 de
febrero de 1993 y conmigo formaron la primera directiva Justino Guerra,
Manuel Casal, Félix Torres, Dolores Tamames, Carlos García-Alén, Brea
Vaamonde, Carlos Álvarez y Antonio Casal. La idea surgió en la Academia
El Arco. Fue una convocatoria abierta. Iniciamos la señalización con
flechas amarillas y la primera peregrinación partió el 13 de marzo desde
Tui. Antes de salir, Loli Tamames, Brea y otros amigos brindamos en mi
casa con aguardiente y vino de Oporto. Inicialmente éramos 50 personas,
hicimos el Camino los sábados por etapas y el 17 de mayo llegamos 400 a
Santiago. Un éxito.
-Pero usted ya había peregrinado antes.
-En 1963 ya apareció Pontevedra en el NO-DO como
capital espiritual del Camino de Santiago. Y yo hice por primera vez la
ruta lusa cuando tenía 14 años con el Frente de Juventudes, en 1965.
Desde Valença, por la carretera y durmiendo en tiendas de campaña. En
1976 volví a peregrinar con mi familia desde Pontevedra, también por la
carretera. Y en 1989 empecé a estudiar el trazado primitivo del Camino
Portugués, que corresponde a la vía romana XIX del Itinerario Antonino,
siguiendo estudios previos de Casto Sampedro, Filgueira, Alfredo
García-Alén y la Asociación de Amigos de los Pazos.
-¿Y cuándo empezó a reivindicarlo?
-En 1991 me presenté a las elecciones
municipales con Convergencia Galega y fue la primera vez que en un
programa electoral se incluyó la recuperación del Camino Portugués.
Luego surgió la idea de la asociación.
-El año 1993 fue clave, ¿Y partir de ahí?
-Ese año nació el Xacobeo como fenómeno cultural y
socioeconómico con Portomeñe en la Consellería de Cultura. Es cuando se
lanza el Pelegrín. Pero el Camino Portugués se decía que estaba pasmado
y era el francés el que se promocionaba. Así que empezamos a trabajar
duro. Del 93 al 99 nos dedicamos a señalizarlo, a divulgarlo y a
promocionarlo con dípticos, semanas culturales y buscando el apoyo de
personalidades relevantes. Impusimos las insignias de oro a la reina
Sofía, a Fraga, a Rajoy, a Filgueira, al Arzobispo de Santiago...
Hicimos tal promoción que empezó a ser muy frecuentado y logramos que se
construyera el albergue. Hoy tenemos 2.000 socios y 70 son hospitaleros
voluntarios, cuyo salario es la sonrisa de los peregrinos.
-¿Qué balance hace de estos veinte años?
-Muy positivo. En lo personal, el Camino no me ha
dado más que satisfacciones. Y en lo social, ha sido muy importante
para la promoción de Pontevedra. Antes del 93, si le preguntabas a un
pontevedrés por donde pasa el Camino de Santiago, no lo sabía, y hoy es
inherente a la ciudad. Convertimos en universal una ruta por la que
apenas pasaba nadie y ahora es frecuentada por 30.000 peregrinos de
todos los rincones del planeta. Colocamos a Pontevedra en el mapa del
mundo Xacobeo como capital del Camino Portugués.
-¿Esos son los grandes hitos en la historia de la asociación?
-Para mí esos hitos son la primera
peregrinación, la creación del albergue, el reconocimiento como
Itinerario Cultural Europeo, la eclosión de asociaciones en Portugal que
siguieron nuestro ejemplo, la consolidación de Pontevedra como capital
del Camino Portugués y haberlo convertido en universal, cuando hace 20
años no se conocía ni en nuestra ciudad. Por ello, mis sentimientos son
de satisfacción y agradecimiento a todos los que lo han hecho posible:
socios, directivos, instituciones y la Catedral, que siempre nos apoyó.
-¿Qué queda por hacer? ¿Cuáles son los objetivos pendientes?
-Uno es mejorar la seguridad de los peregrinos
en los cruces peligrosos con la N-550. La delimitación del Camino es
otro tema importante, pero la Ley de Protección no debería gravar
excesivamente a los vecinos con más servidumbres porque pasa por zonas
muy pobladas. Además, hay que asegurar la acogida en los finales de
etapa, con la apertura de polideportivos u otros espacios para grandes
grupos de peregrinos. Y el gran proyecto pendiente es unificar el Camino
desde Lisboa a Santiago, que cuenta con el apoyo del presidente de la
Xunta y esperamos que también de los gobiernos español y portugués.
-En los últimos años surgieron nuevas rutas, ¿Qué hay de histórico y de oportunismo en ellas?
-Son variantes del Camino principal y así
deben llamarse. La de O Salnés une el Camino Portugués con la ruta
Marítima de Arousa y Ulla y es aceptada por la Catedral por el aliciente
espiritual que le da el paso por el monasterio de Armenteira. La de la
Costa, por A Guarda y Baiona, es otra variante.
-Peregrinos, turistas, caminantes. Cambió mucho el perfil.
-Ha evolucionado muchísimo. De un peregrino a la
antigua usanza se pasó a un peregrino más abierto y universal. Para mí
son todos caminantes y ya se encargará el Apóstol de que terminen siendo
peregrinos.
-¿Dígame, por curiosidad, cuántas Compostelas tiene?
-Realicé todas las rutas que cubren la
geografía gallega. Perdí la cuenta de las veces que hice el Camino y
hubo un momento en que dejé de pedir la Compostela. Si hubiera cogido
todas, podría empapelar una habitación.
-¿De todas esas peregrinaciones con cuál se queda?
-La que hice con mi hijo en 1996. De esa
caminata salió la Guía del Camino Portugués que publiqué en 1999.
Después vino otro libro sobre la gastronomía de la ruta y dos unidades
didácticas para escolares. También fue importante para mí la
peregrinación Stellae con jóvenes de nueve países, y todas las que hice
con la asociación.
-Además, ha sido guía de lujo.
-En 1999 acompañé al Príncipe de Asturias. Y a
Mariano Rajoy, cuando era ministro de Cultura. Son dos grandes
caminantes. Al ahora presidente del Gobierno le dije hace poco en el
Museo que a ver si se anima a repetir.
-Dicen que no tiene relevo.
-Yo quisiera que este fuera mi último mandato,
pero si no tengo relevo, seguiré en el Camino y al frente de la
asociación hasta que el Apóstol quiera.
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