domingo, 12 de julio de 2009

Camino del Sureste

Francisco Ocaña dice que la ruta jacobea genera actividad y permite valorar paisaje, arquitectura y monumentos de La Mancha

Ciudad Real.- El presidente de la Asociación Manchega de Amigos del Camino de Santiago, Francisco Ocaña, asegura que la recuperación del trazado que en tiempos siguieron los peregrinos en ruta a Compostela desde el sureste de España puede tener efectos positivos para las localidades del recorrido y las situadas en las inmediaciones.Ocaña, que el pasado mes de junio participó en un congreso sobre los caminos celebrado en Ávila, en el que se abordaron este tipo de cuestiones, señala que los caminantes que llegan a una localidad «necesitan techo, lecho y ducha», infraestructuras que se les puede brindar mediante albergues o con el apoyo de las instituciones locales para que se alojen en polideportivos y otras instalaciones.
A cambio, los peregrinos pagan servicios de hostelería, adquieren productos de recuerdo o hacen acopio de artículos de primera necesidad.Una segunda utilidad es que la presencia de los viajeros a pie contribuye a dar a conocer elementos paisajísticos, monumentales y arquitectónicos poco conocidos, lo que a medio plazo sirve para fomentar un turismo de interior desvinculado ya de la idea de peregrinaje.La asociación de amigos del Camino ha centrado sus esfuerzos en estimular a los municipios, en especial aquellos que eran importantes hitos de las rutas medievales, para que dispongan de servicios útiles para los peregrinos, además de una línea de investigación en busca de testimonios de viajeros que realizaran el trayecto bajo la advocación del apóstol.El apoyo municipal. Hasta ahora, su mayor logro ha sido identificar una ruta entre Ciudad Real y Toledo, con salida simbólica desde la iglesia de Santiago de la capital provincial.Paradójicamente, la mayor colaboración que ha encontrado Ocaña «ha sido en pueblos de la provincia de Toledo, sobre todo en Urda», comenta, por donde se ha propuesto desviar la ruta original, que iba de Malagón a Los Yébenes, ya que las ventas (todas ellas citadas en El Quijote) que permitían cubrir este tramo en varias etapas «han desaparecido, están en ruina o dentro de fincas privadas a las que no es posible acceder», de modo que los 50 kilómetros de intervalo son demasiado duros para los caminantes.En Ciudad Real, el mayor apoyo lo encontró en el anterior alcalde pedáneo de Peralvillo, José Romagosa, que estaba dispuesto a promover la construcción de un albergue y organizar actividades de corte jacobeo, pero su dimisión frustró estos proyectos.Ocaña señala que a pesar de sus investigaciones en archivos y bibliotecas no ha hallado constancia documental de peregrinos que partieran de Ciudad Real hacia Santiago, pero sí existen testimonios de personas que emprendieron la ruta desde Andalucía oriental y debieron atravesar La Mancha.Claro, que algunos profesores de la UCLM a los que ha consultado, le han indicado que Ciudad Real, que tuvo en el siglo XV una importante población judía, debió ser un punto de partida para muchos conversos que intentaban dar testimonio público de su nueva fe con un acto contundente, en este caso, la peregrinación a Santiago.Razón histórica. El presidente de la asociación señala que en lo que hoy es la provincia de Ciudad Real coincidían dos rutas secundarias de peregrinación, una procedente de Córdoba por el camino real, y otra procedente de Granada que entraba en La Mancha por Viso del Marqués. Para Ocaña, la segunda debía ser la más transitada, puesto que desde Córdoba también era posible alcanzar la Ruta de la Plata y progresar por ella hasta el camino francés y con menor desviación.En cambio, las rutas que atraviesan la provincia de Ciudad Real, que debían coincidir cerca de Calatrava la Vieja, son en realidad un ramal secundario del camino de Levante.Esta ruta, que une en Albacete a los peregrinos de Murcia, Alicante y Valencia, bordea el sector nororiental de la provincia de Ciudad Real, pues transcurre en la provincia de Toledo por localidades como Quintanar de la Orden o la Puebla de Almoradiel. Ocaña precisa que ese trayecto sitúa a poblaciones ciudadrealeñas como Alcázar de San Juan y Campo de Criptana en una teórica banda de 50 kilómetros a cada lado del camino en la que se perciben sus beneficios.

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