La peregrina británica Julia dice que el mejor sentimiento en su Camino fue meditar
Santiago.- Todos los días, entorno al mediodía, montones de peregrinos abarrotan los alrededores de la Catedral compostelana. No es algo sorprendente, sino una tradición. Pero si a cada peregrino se le pregunta la razón principal de su viaje todas las respuestas serán diferentes y más o menos únicas.
Dos razones aparentemente contradictorias suelen ser los motivos que llevan a los peregrinos a iniciar el Camino: muchos lo hacen con un propósito espiritual y una meta de mejoría personal, pero otros prefieren centrarse en el Camino como una especie de reto deportivo.
Eva y Manuel son una pareja de madrileños de 35 y 34 años que hicieron el Camino a pie desde Sarria. Su razón era el deseo de escapar de la rutina, tener tiempo para pensar y conocer a gente nueva, más espiritual. "Cuando llegamos a Santiago sentimos que estábamos terminando el Camino, pero también como si una nueva forma de vida estuviese empezando para nosotros", dicen.
Entre los otros caminantes que conocieron Eva y Manuel encontraron a muchos que pensaban que la Ruta es "un circuito turístico", y otros que lo enfocaban como "una competición". Eva en particular está en desacuerdo con semejante grupo de peregrinos, y cree que el Camino debe explicarse como lo que realmente es para crear auténticas raíces de peregrinación en todo el mundo.
Julia, que tiene 42 años y es británica aunque vive en Alemania, hizo su elección por una razón completamente espiritual. Se sintió "guiada en su Camino" y reconoce que ver la Catedral le produjo tal emoción que no pudo retener las lágrimas. Peregrinó dos veces, una desde Roncesvalles y otra desde Sevilla, y está segura de que es una buena forma de "estar contigo mismo.
Para captar el auténtico mensaje del Camino tienes que caminar solo", dice. En cualquier caso, destaca cómo el encontrarse con otros peregrinos crea una asombrosa sensación de familia, donde gente desconocida se ayuda y lo comparte todo, "desde kits de primeros auxilios a emociones, experiencias y consejos".
Robert, de Hamburgo, es alemán y ronda los cuarenta años. También ha hecho el Camino dos veces, pero por diferentes motivos. "El pasado año lo hice para pensar, para mejorar mis idiomas y también para conocer nuevos amigos. Este año empecé en León y enfoqué la Ruta como un deporte. Lo más difícil es caminar cuesta abajo, es duro para las rodillas", dice el peregrino alemán. En cualquier caso, comparando su experiencia con lo que destaca Julia, Roger admite que el tiempo pasado en el Camino da la oportunidad de pensar en uno mismo, en cómo mejorar la propia vida o la personalidad. "Tiene un peso importante en cómo uno afronta su vida en el futuro", dice.
La madrileña Eva dice que "el mejor sentimiento es llegar a Santiago y ver la Catedral. Parece que se acaba el Camino, pero al mismo tiempo es el comienzo de una nueva vida, de nuestro propio camino personal"
Mientras que la británica Julia comenta que "recomiendo peregrinar a todos los que quieran buscar en su interior, porque todo lo que hay fuera es solo una ilusión y las cosas reales están escondidas dentro".
Dos razones aparentemente contradictorias suelen ser los motivos que llevan a los peregrinos a iniciar el Camino: muchos lo hacen con un propósito espiritual y una meta de mejoría personal, pero otros prefieren centrarse en el Camino como una especie de reto deportivo.
Eva y Manuel son una pareja de madrileños de 35 y 34 años que hicieron el Camino a pie desde Sarria. Su razón era el deseo de escapar de la rutina, tener tiempo para pensar y conocer a gente nueva, más espiritual. "Cuando llegamos a Santiago sentimos que estábamos terminando el Camino, pero también como si una nueva forma de vida estuviese empezando para nosotros", dicen.
Entre los otros caminantes que conocieron Eva y Manuel encontraron a muchos que pensaban que la Ruta es "un circuito turístico", y otros que lo enfocaban como "una competición". Eva en particular está en desacuerdo con semejante grupo de peregrinos, y cree que el Camino debe explicarse como lo que realmente es para crear auténticas raíces de peregrinación en todo el mundo.
Julia, que tiene 42 años y es británica aunque vive en Alemania, hizo su elección por una razón completamente espiritual. Se sintió "guiada en su Camino" y reconoce que ver la Catedral le produjo tal emoción que no pudo retener las lágrimas. Peregrinó dos veces, una desde Roncesvalles y otra desde Sevilla, y está segura de que es una buena forma de "estar contigo mismo.
Para captar el auténtico mensaje del Camino tienes que caminar solo", dice. En cualquier caso, destaca cómo el encontrarse con otros peregrinos crea una asombrosa sensación de familia, donde gente desconocida se ayuda y lo comparte todo, "desde kits de primeros auxilios a emociones, experiencias y consejos".
Robert, de Hamburgo, es alemán y ronda los cuarenta años. También ha hecho el Camino dos veces, pero por diferentes motivos. "El pasado año lo hice para pensar, para mejorar mis idiomas y también para conocer nuevos amigos. Este año empecé en León y enfoqué la Ruta como un deporte. Lo más difícil es caminar cuesta abajo, es duro para las rodillas", dice el peregrino alemán. En cualquier caso, comparando su experiencia con lo que destaca Julia, Roger admite que el tiempo pasado en el Camino da la oportunidad de pensar en uno mismo, en cómo mejorar la propia vida o la personalidad. "Tiene un peso importante en cómo uno afronta su vida en el futuro", dice.
La madrileña Eva dice que "el mejor sentimiento es llegar a Santiago y ver la Catedral. Parece que se acaba el Camino, pero al mismo tiempo es el comienzo de una nueva vida, de nuestro propio camino personal"
Mientras que la británica Julia comenta que "recomiendo peregrinar a todos los que quieran buscar en su interior, porque todo lo que hay fuera es solo una ilusión y las cosas reales están escondidas dentro".
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