sábado, 29 de agosto de 2009

Avisos para Caminantes

Los monjes benedictinos dejan Rabanal enfrentados con los vecinos
Rabanal del Camino.- Los monjes benedictinos del monasterio leonés de Rabanalse han ido de España a raíz de los tumultos que se produjeron el pasado 15 y 16 de agosto en plena celebración eucarística. En esas fechas se celebraban las fiestas del pueblo, que estuvieron protagonizadas por los insultos de los vecinos hacia los monjes, unos episodios en los que incluso fue precisa la intervención de la Guardia Civil para escoltarles.
El motivo oficial del abandono del monasterio es la llamada a consultas recibida por los benedictinos por parte de sus superiores de la Abadía de Santa Otilia, en Baviera (Alemania), hasta donde se han trasladado.
Según esta versión, la Junta Vecinal de Rabanal del Camino y el Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza, del que depende esta localidad, que es paso del Camino de Santiago, se opone a la restauración de la iglesia románica, unas obras que, según los monjes, dependen de la Junta de Castilla y León y sobre las que se les responsabiliza a ellos.
Los monjes lamentan tener que marcharse del pueblo, ya que son los que atienden las parroquias que hay en la zona y a los cientos de peregrinos que pasan por esta localidad y expresaron su «intención de regresar cuanto antes al pueblo». En este mismo comunicado piden a las autoridades públicas que asuman sus responsabilidades y restablezcan una convivencia en paz y en justicia.
Mientras tanto, los vecinos de Rabanal, donde hay censados 46 habitantes, no quieren ni ver a los monjes, o al menos, dando misa, según explicó el secretario de la Junta Vecinal, José Antonio Prieto. El problema, según surgió a raíz de que en el pueblo se efectuó una recogida de firmas en contra de los cambios que la comunidad benedictina quería hacer en la iglesia del pueblo, que no pertenece al Monasterio, según subrayó Prieto: «Nos quieren quitar el reloj, el campanario, cortar la plaza y dar más protagonismo a San Benito, que no tenemos nada contra él, pero no está tan vinculado al pueblo como para ello».
A raíz de esta recogida de firmas, según Prieto, los monjes se enfadaron y rechazaron celebrar, como se hacía tradicionalmente, los actos que se celebran en el pueblo con motivo de las fiestas del 15 y 16 de agosto.
Por no celebrarse no se celebró la procesión, ni aparecieron los monjes para abrir la iglesia, confirmó el secretario de la Junta Vecinal, quien reconoció que ante esta situación la gente «se levantó» contra ellos, aunque negó que se hubieran proferido insultos contra ellos, al menos, que él sepa.
Ni el Obispado de Astorga ni el Monasterio de San Salvador del Monte Irago facilitaron ayer una fecha para el regreso de los monjes benedictinos a Rabanal del Camino. Desde la sede episcopal astorgana se remitió a la prensa el comunicado de condena por los sucesos de los días 15 y 16, en el que se manifiesta, además, el deseo de la diócesis de que los regresen los monjes, de los que depende la pastoral en los pueblos de la Maragatería.
Los monjes declinan toda responsabilidad sobre la restauración de la parroquia de laa Asunción, la cual «correponde únicamente a la Dirección General de Patrimonio», mientras que la urbanización de la plaza en la que se sitúa el templo es competencia del Ayuntamiento de Santa Colomba de Somoza, según la nota, por lo que se estima «inadecuado querer imputar al monasterio responsabilidad alguna sobre dichas materias». Además se niega que se haya presentado proyecto alguno sobre la reforma al Ayuntamiento y se explica que la intervención tiene por objeto «poner en valor los importantes hallazgos románicos descubiertos hace nueve años» en el templo.
En cuanto a los retablos que los vecinos echan de menos en la Asunción «fueron ubicados, junto con todas sus imágenes, en los otros dos templos barrocos existentes en Rabanal, hecho fehacientemente conocido y contrastado por las autoridades competentes en Patrimonio, además de la feligresía». El motivo del traslado fue que dichos retablos «ocultaban la estructura románica» hallada.
Los benedictinos destacan la hospitalidad del Camino de Santiago con los hechos, que califican de «violenta protesta protagonizada por no más allá de cien personas, que en su gran mayoría no son miembros de la parroquia católica». Los monjes señalan a los peregrinos como «grandes perjudicados» por la situación.

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