"Prohibir golpear el Santo dos Croques quita mucha emoción"
Santiago.- Brad Batten tiene 50 años y es un escritor canadiense. En los últimos veinte años ha publicado dos libros y recorrido el Camino de Santiago en cinco ocasiones. El peregrino reconoce que, a lo largo del tiempo, ha notado cambios en el Camino que realizó, por primera vez, en 1989.
Ese año hizo la Ruta desde Le Puy en Velay, Francia, a la edad de 30 años. "Lo hice por muchos motivos. La primera idea me llegó cuando leí sobre el Camino. Escribí sobre el tema y me atreví a hacerlo yo mismo", confiesa. Sus fuertes convicciones religiosas y espirituales, así como el deseo de sentirse más cerca de la tierra y su naturaleza, le movieron a iniciar la Ruta a Compostela.
En 1993 y 1995 completó el Camino dos veces más, ambas desde Pamplona. "La primera resultó más sorpresiva, pero esta última fue más estimulante porque me lo tomé más en serio. Ya no tenía la necesidad de buscar la excitación y la sorpresa, y no me perdí nada en el Camino en esta ocasión", dice el canadiense.
En 2005, Brad partió de León acompañado del niño al que apadrinó 13 años atrás. "Para mi ahijado fue un año muy importante, porque se acababa de confirmar. Fue una ruta especial, familiar... Creo que ayudé a que se hiciese un hombre", dice, orgulloso. Este año, Brad celebra su 20 aniversario desde su primera Ruta y cumple 50 años. Estas fechas son muy importantes para él, que quería conmemorarlas con una nueva llegada a la Catedral. Entre su abrazo al Apóstol de 1989 y el de ahora, eso sí, ha habido cambios.
La principal diferencia que encuentra Brad es la mayor actividad que percibe en la Ruta. "Antes podías conocer a unos 25 o hasta 40 peregrinos en cada pueblo, ahora te encuentras con 300 sin dificultad. Encontrar albergues era complicado, pero ahora hasta hace falta elegir uno u otro", cuenta Brad.
De todos los momentos vividos, se queda con su primera visita a Santiago: "Cuando toqué al Santo de los Croques y entré en la Catedral me emocioné tanto que rompí a llorar".
Así, Brad Batten no olvidará nunca el primer avistamiento que hizo de la Catedral compostelana, una experiencia que considera su mejor recuerdo tras cinco rutas. A Brad, eso sí, no le gusta que el Cabildo haya prohibido el contacto con el Santo de los Croques. "Entiendo que haya que salvar el monumento... pero se le quita una gran emoción a muchos peregrinos. Se debería permitir a los peregrinos más religiosos, o proteger la piedra de alguna manera", argumenta este peregrino.
Sus historias nos muestran cómo solía ser el Camino y los cambios que éste ha vivido. En veinte años y cinco Caminos, Brad ha tenido muchos momentos especiales, tantos que ya podría ir preparando su propio libro sobre el viaje.
Su primera publicación, Mente viajera, salió a la luz en 2001 tras 10 años de producción. El autor cree que el Camino le inspiró, ya que encontró las fuerzas para iniciar el proyecto después de su primera visita a la capital gallega.
El viaje que describe el libro es el de un joven que viaja por Estados Unidos, Fiyi, Oceanía y, finalmente, Santiago, y trata sobre dos trágicas muertes que ha sufrido el protagonista: la de su padre y la de su novia.
Ese año hizo la Ruta desde Le Puy en Velay, Francia, a la edad de 30 años. "Lo hice por muchos motivos. La primera idea me llegó cuando leí sobre el Camino. Escribí sobre el tema y me atreví a hacerlo yo mismo", confiesa. Sus fuertes convicciones religiosas y espirituales, así como el deseo de sentirse más cerca de la tierra y su naturaleza, le movieron a iniciar la Ruta a Compostela.
En 1993 y 1995 completó el Camino dos veces más, ambas desde Pamplona. "La primera resultó más sorpresiva, pero esta última fue más estimulante porque me lo tomé más en serio. Ya no tenía la necesidad de buscar la excitación y la sorpresa, y no me perdí nada en el Camino en esta ocasión", dice el canadiense.
En 2005, Brad partió de León acompañado del niño al que apadrinó 13 años atrás. "Para mi ahijado fue un año muy importante, porque se acababa de confirmar. Fue una ruta especial, familiar... Creo que ayudé a que se hiciese un hombre", dice, orgulloso. Este año, Brad celebra su 20 aniversario desde su primera Ruta y cumple 50 años. Estas fechas son muy importantes para él, que quería conmemorarlas con una nueva llegada a la Catedral. Entre su abrazo al Apóstol de 1989 y el de ahora, eso sí, ha habido cambios.
La principal diferencia que encuentra Brad es la mayor actividad que percibe en la Ruta. "Antes podías conocer a unos 25 o hasta 40 peregrinos en cada pueblo, ahora te encuentras con 300 sin dificultad. Encontrar albergues era complicado, pero ahora hasta hace falta elegir uno u otro", cuenta Brad.
De todos los momentos vividos, se queda con su primera visita a Santiago: "Cuando toqué al Santo de los Croques y entré en la Catedral me emocioné tanto que rompí a llorar".
Así, Brad Batten no olvidará nunca el primer avistamiento que hizo de la Catedral compostelana, una experiencia que considera su mejor recuerdo tras cinco rutas. A Brad, eso sí, no le gusta que el Cabildo haya prohibido el contacto con el Santo de los Croques. "Entiendo que haya que salvar el monumento... pero se le quita una gran emoción a muchos peregrinos. Se debería permitir a los peregrinos más religiosos, o proteger la piedra de alguna manera", argumenta este peregrino.
Sus historias nos muestran cómo solía ser el Camino y los cambios que éste ha vivido. En veinte años y cinco Caminos, Brad ha tenido muchos momentos especiales, tantos que ya podría ir preparando su propio libro sobre el viaje.
Su primera publicación, Mente viajera, salió a la luz en 2001 tras 10 años de producción. El autor cree que el Camino le inspiró, ya que encontró las fuerzas para iniciar el proyecto después de su primera visita a la capital gallega.
El viaje que describe el libro es el de un joven que viaja por Estados Unidos, Fiyi, Oceanía y, finalmente, Santiago, y trata sobre dos trágicas muertes que ha sufrido el protagonista: la de su padre y la de su novia.
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