Roncesvalles, donde arranca el Camino
Por A. Sabrido
Roncesvalles es un hito para los peregrinos jacobeos. Desde hace siglos es una marca geográfica decisiva para quienes llegan desde el norte, pero ahora es el punto de arranque de muchos de los que emprenden la peregrinación.
Antiguamente era el punto de partida del camino español, la tierra de Santiago (Jakobsland). A partir de ese punto la horizontalidad del Camino cobraba nueva dimensión, tanto geográfica como espiritual.
Era también un mito porque la tradición hace residir allí la batalla de las huestes cristianas de Carlomagno y la del caudillo árabe Marsilio, con la muerte de Roldán y sus 12 Pares en tan significado paraje, en desigual combate provocado por la traición del caudillo cristiano Ganelón. Allí, se lee en el Códice Calixtino, Carlomagno hincó su rodilla en la cumbre de Ibañeta y rezó cara a Compostela. Después toda la tradición del Pseudo Turpín.
Roncesvalles es un puerto de 1.066 metros de altura en los Pirineos navarros, y cuyos edificios de acogida están situados al pie de la vertiente sur de la cumbre superior de Ibañeta, solamente a 2 kilómetros de distancia. La emoción de la historia se mezcla en estos paisajes con la impresionante belleza de su geografía.
Desde la cumbre de Ibañeta se divisan los valles franceses y españoles del Camino de Santiago. Abajo, en Francia, antes de subir al puerto está la pequeña villa de Saint Jean-Pied-de-Port, que recoge toda peregrinación europea, que había sido ya reunida en una pequeña localidad anterior (Ostabat) donde confluían las tres principales vías de peregrinos procedentes de París, Vezelay y Le Puy.
Después, el ascenso a Valcarlos, ya en España, donde Carlomagno acampó a la espera de su sobrino Roldán, que moría en la cumbre, y al que encuentra muerto en tan desolado lugar cuando comprende la tragedia de la traición. El lugar fue inmortalizado por la historia con la imposición del nombre del monarca, que por tal motivo alcanzó la denominación de Valcarlos ó Valle de Carlos (Carlomagno).
Arriba la cumbre, la gloria del esfuerzo y el premio de comprender lo que de histórico tenía el lugar. Saber que allí existió monasterio con hospital, para quienes mermadas sus fuerzas no podían bajar entonces a Roncesvalles. Un monje, como en el monasterio de Santa María de Arbas en el puerto de Pajares, era encargado de hacer sonar una campana para dirigir a los peregrinos en los días de nieblas y nevadas, para que no se perdieran.
Cuando descendían los peregrinos de esta cumbre inhóspita, se encontraban en Roncesvalles con una hospedería y un hospital de fama reconocida, que atendía todas sus necesidades, como tuvimos ocasión de relatar. La atención estaba a cargo de una cofradía de prelados, clérigos y laicos.
Se estableció para el hospital una comunidad de canónigos regulares de San Agustín. Al lado se instalaría una capilla funeraria, la de Sancti Spiritus, para el enterramiento de peregrinos, que la tradición hace construcción de mano de Carlomagno para enterrar allí a sus 12 Pares. Construcción cuadrada que hoy subsiste.
Al lado la pequeña iglesia medieval de Santiago, del siglo XIII. La colegiata, que recibía a los peregrinos a través de un túnel, fue obra de Sancho el Fuerte ( el de Las Navas), enterrado en la antigua sala capitular en sarcófago con figura de 2,25 metros de larga. La iglesia es bella obra gótica de estilo borgoñón. Hoy un complejo amplio de edificios posteriores, como una casa canónica, un pequeño y precioso museo acogen al visitante haciéndole recordar tan históricos lugares.
A la salida, en la margen izquierda de la carretera, una cruz de peregrinos despide al viandante con la fe puesta en Compostela y con la esperanza de no desfallecer en el esfuerzo que todavía le aguarda. Muchos rezaban ante tan significada cruz, esperando volver a rezar cuando regresaran por el mismo camino, lo que hubiera significado el cumplimiento de la meta en Santiago y de haber regresado, al menos hasta el lugar, sanos y salvos, que no todos lo conseguían, como lo demuestra la capilla funeraria del Sancti Spiritus.
Cerrar el artículo resaltando la atención y acogida histórica que todavía tienen los peregrinos en Roncesvalles. Se celebra a diario, a las ocho de la tarde, la Misa del Peregrino, en donde se leen los nombres y la procedencia de todos ellos, y reciben la Bendición del siglo XI antes de marchar. Todavía tiene cabida allí la historia, la antigua y la moderna, de las peregrinaciones.
Antiguamente era el punto de partida del camino español, la tierra de Santiago (Jakobsland). A partir de ese punto la horizontalidad del Camino cobraba nueva dimensión, tanto geográfica como espiritual.
Era también un mito porque la tradición hace residir allí la batalla de las huestes cristianas de Carlomagno y la del caudillo árabe Marsilio, con la muerte de Roldán y sus 12 Pares en tan significado paraje, en desigual combate provocado por la traición del caudillo cristiano Ganelón. Allí, se lee en el Códice Calixtino, Carlomagno hincó su rodilla en la cumbre de Ibañeta y rezó cara a Compostela. Después toda la tradición del Pseudo Turpín.
Roncesvalles es un puerto de 1.066 metros de altura en los Pirineos navarros, y cuyos edificios de acogida están situados al pie de la vertiente sur de la cumbre superior de Ibañeta, solamente a 2 kilómetros de distancia. La emoción de la historia se mezcla en estos paisajes con la impresionante belleza de su geografía.
Desde la cumbre de Ibañeta se divisan los valles franceses y españoles del Camino de Santiago. Abajo, en Francia, antes de subir al puerto está la pequeña villa de Saint Jean-Pied-de-Port, que recoge toda peregrinación europea, que había sido ya reunida en una pequeña localidad anterior (Ostabat) donde confluían las tres principales vías de peregrinos procedentes de París, Vezelay y Le Puy.
Después, el ascenso a Valcarlos, ya en España, donde Carlomagno acampó a la espera de su sobrino Roldán, que moría en la cumbre, y al que encuentra muerto en tan desolado lugar cuando comprende la tragedia de la traición. El lugar fue inmortalizado por la historia con la imposición del nombre del monarca, que por tal motivo alcanzó la denominación de Valcarlos ó Valle de Carlos (Carlomagno).
Arriba la cumbre, la gloria del esfuerzo y el premio de comprender lo que de histórico tenía el lugar. Saber que allí existió monasterio con hospital, para quienes mermadas sus fuerzas no podían bajar entonces a Roncesvalles. Un monje, como en el monasterio de Santa María de Arbas en el puerto de Pajares, era encargado de hacer sonar una campana para dirigir a los peregrinos en los días de nieblas y nevadas, para que no se perdieran.
Cuando descendían los peregrinos de esta cumbre inhóspita, se encontraban en Roncesvalles con una hospedería y un hospital de fama reconocida, que atendía todas sus necesidades, como tuvimos ocasión de relatar. La atención estaba a cargo de una cofradía de prelados, clérigos y laicos.
Se estableció para el hospital una comunidad de canónigos regulares de San Agustín. Al lado se instalaría una capilla funeraria, la de Sancti Spiritus, para el enterramiento de peregrinos, que la tradición hace construcción de mano de Carlomagno para enterrar allí a sus 12 Pares. Construcción cuadrada que hoy subsiste.
Al lado la pequeña iglesia medieval de Santiago, del siglo XIII. La colegiata, que recibía a los peregrinos a través de un túnel, fue obra de Sancho el Fuerte ( el de Las Navas), enterrado en la antigua sala capitular en sarcófago con figura de 2,25 metros de larga. La iglesia es bella obra gótica de estilo borgoñón. Hoy un complejo amplio de edificios posteriores, como una casa canónica, un pequeño y precioso museo acogen al visitante haciéndole recordar tan históricos lugares.
A la salida, en la margen izquierda de la carretera, una cruz de peregrinos despide al viandante con la fe puesta en Compostela y con la esperanza de no desfallecer en el esfuerzo que todavía le aguarda. Muchos rezaban ante tan significada cruz, esperando volver a rezar cuando regresaran por el mismo camino, lo que hubiera significado el cumplimiento de la meta en Santiago y de haber regresado, al menos hasta el lugar, sanos y salvos, que no todos lo conseguían, como lo demuestra la capilla funeraria del Sancti Spiritus.
Cerrar el artículo resaltando la atención y acogida histórica que todavía tienen los peregrinos en Roncesvalles. Se celebra a diario, a las ocho de la tarde, la Misa del Peregrino, en donde se leen los nombres y la procedencia de todos ellos, y reciben la Bendición del siglo XI antes de marchar. Todavía tiene cabida allí la historia, la antigua y la moderna, de las peregrinaciones.
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