ALQUILAR EL BOTAFUMEIRO CUESTA 240 EUROS
Santiago.- El botafumeiro, el icono de la catedral de Santiago que representa para unos un acto de glorificación a Dios incensando el altar y para otros un simple espectáculo, se puede "alquilar" por 240 euros, un precio que la Iglesia revisará al alza tras mantenerlo cuatro años congelado.
El donativo, reservado a los católicos y que se puede realizar bien en mano o mediante transferencia bancaria, incluye el balanceo de este objeto litúrgico durante cinco minutos, acompañado de la interpretación del himno al Apóstol con el órgano, y una mención especial a los contribuyentes durante la ceremonia religiosa.
El donativo, reservado a los católicos y que se puede realizar bien en mano o mediante transferencia bancaria, incluye el balanceo de este objeto litúrgico durante cinco minutos, acompañado de la interpretación del himno al Apóstol con el órgano, y una mención especial a los contribuyentes durante la ceremonia religiosa.
"Unos lo piden conscientes de que se trata de una ofrenda al Apóstol, otros lo piden porque quieren verlo", aseguraron fuentes de la Oficina del Peregrino.
Incluso los donantes pueden beneficiarse de un sitio preferente en los bancos de la catedral para contemplar más de cerca el balanceo del botafumeiro, según Pepe, el sacristán. Habitualmente, se utiliza el de metal revestido de plata, de más de un metro de altura, con un peso superior a cuarenta kilos y más manejable que el de plata auténtica, que conserva el museo y que fue regalado por un grupo de alférez en tiempos de Franco.
Incluso los donantes pueden beneficiarse de un sitio preferente en los bancos de la catedral para contemplar más de cerca el balanceo del botafumeiro, según Pepe, el sacristán. Habitualmente, se utiliza el de metal revestido de plata, de más de un metro de altura, con un peso superior a cuarenta kilos y más manejable que el de plata auténtica, que conserva el museo y que fue regalado por un grupo de alférez en tiempos de Franco.
Ocho "tiraboleiros" son los encargados de provocar el vaivén del botafumeiro, que cobran por ello en base a un convenio laboral que debe actualizarse y, por lo tanto, es necesario ajustar la tarifa de ese servicio.
"La ofrenda consiste en contribuir al culto del Apóstol con el importe que está señalado y que lleva sin revisar cuatro años. En cualquier momento se revisará al alza porque los que tiran de él cobran, y esos van al alza todos los años", alegaron las mismas fuentes.
Para poder disfrutar desde una perspectiva privilegiada de esta espectacular ofrenda es necesario un mínimo de dos peregrinos, o bien un grupo, una asociación, una convención o una parroquia, que han de reservar con dos días de antelación, como mínimo.
"No queremos que eso sea un mercantilismo porque hay gente que dice que, si lo piden dos grupos pagan los dos, pero no, o paga uno o se divide entre los dos", explicaron los encargados de las reservas en esta Oficina, que no obstante detallaron que en ocasiones hay grupos que "ya han hecho la transferencia" del dinero para la misma misa.
"Pues ya está hecha, que el otro grupo haga el donativo si quiere y si no pues nada", indicaron las fuentes, que señalaron que ya hay agencias de viajes y touroperadores que incluyen en su paquete esta ofrenda de culto al Apóstol, símbolo de la catedral compostelana.
Entre los turistas actualmente más proclives a realizar este donativo destacan la minoría de japoneses que son católicos, pues la ofrenda al Apóstol no puede ser financiada por personas de otras confesiones religiosas.
Entre los turistas actualmente más proclives a realizar este donativo destacan la minoría de japoneses que son católicos, pues la ofrenda al Apóstol no puede ser financiada por personas de otras confesiones religiosas.
La contribución económica tiene desgravación fiscal por tratarse de una donación, de manera que al efectuar el pago la Iglesia le entrega un recibo, si lo piden. Los meses con mayor demanda de botafumeiro son los comprendidos entre marzo y septiembre, coincidiendo con una mayor afluencia de peregrinos, y alcanzan un promedio de veinte sesiones mensuales.
La tradición de perfumar la nave con incienso, para paliar los olores de sudores desprendidos por los cansados cuerpos de los peregrinos que dormitaban en la parte superior de la catedral, se remonta al siglo XV. Recientemente ha adoptado un sentido "verdaderamente litúrgico" de glorificación divina que se suele contemplar al final de la misa del peregrino "para dar facilidad a la gente que lo vea", explicó el prefecto de ceremonias de la catedral, Juan Filgueiras.
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